Esther García es ingeniera de Telecomunicaciones y desde hace un tiempo tiene un objetivo: reducir la brecha tecnológica en las personas con discapacidad. Por ello, en su empresa, Eneso, desarrollan herramientas versátiles y asequibles para personas con diversidad funcional.

Para Esther era importante que su trabajo tuviera un impacto social positivo. “Había una brecha. La tecnología cada vez era más asequible, pero los discapacitados seguían disponiendo de unas soluciones muy rudimentarias”, relata.

A pesar de que un 8,5% de los españoles padece alguna discapacidad, Eneso no tiene apenas competencia.

En 2010 lanzaron su primer producto: enPhatia, un dispositivo que por solo 250€ permite controlar un ordenador con los movimientos de la cabeza. Perfecto para las personas que no pueden usar un teclado y un ratón convencionales. Hasta entonces solo existían los sistemas de seguimiento visual, que costaban en torno a 10.000 euros.

Después crearon un software para personas con dificultades del habla, ya sea por una parálisis cerebral o porque padecen ELA o autismo. Lo llamaron Verbo. Y en 2013 se embarcaron en el diseño de salas de estimulación multisensorial.

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